viernes, 12 de febrero de 2010

Capitulo 10


Marc está encantado de estar a solas con Lorena, es lo que quería pero no para nada en concreto,. Ha encontrado un cd de música romántica y la pone en el dvd. Después de la cena, él la mira con intensidad pero no dice nada. Entonces ella estrecha la mano de él y muy dulce le susurra:
--¿quieres bailar conmigo?
Con una sonrisa Marc agarra la mano de la chica. Lorena se pega bien a su cuerpo, se estruja bien contra su pecho y un calorcito muy agradable se va apoderando de él. Marc está muy a gusto. Demasiado. Tan a gusto que teme que su cuerpo no se pueda controlar. Lorena se siente como una adolescente. Está contenta, está feliz. Marc no le despierta la pasión de Juan y puede centrarse más en la ternura. Bailan pegado el uno al otro un buen rato. Para ambos es un momento mágico que desearían que no acabara nunca. El cd se acaba y se rompe la magia. Marc la deja ir sofocado aunque se lanza y tiernamente le pregunta:
--¿te apetece caminar?
--si, claro.
Suavemente ella le acaricia el rostro y él enrojece. Lorena sienta una gran ternura, se lo habría comido a besos. Se controla. Le toma de la mano y bajan a la playa. Pasean tomados de la mano por la orilla. Él la mira con timidez. Sus pies se mojan, sus manos unidas. La mirada de él acaricia a la joven mientras su voz endulzan los oídos de ella. Lorena ya no puede más.
--vamos a parar –le suplica ella.
Se miran con intensidad y entonces ella se le lanza al cuello. Es un beso de fuego que Lorena necesitaba compartir. Él responde con la torpeza de la inexperiencia, es una dulce pasión. Ambos sienten escalofríos por todo el cuerpo. Lorena siente que ha encontrado el amor de su vida. Marc está embriagado de alegría, impresionado. No sabe qué decir y se vuelven a besar con intensidad. A continuación se sientan en la arena, frente al mar. Él está en shock, no puede creer que eso que está viviendo sea cierto. Marc no tiene dudas, ese beso lo ha llevado al cielo, no tiene miedo ya de confesar sus sentimientos y le dice aquello que Lorena estaba deseando escuchar:
--Me enamoré de ti el primer día que te vi frente a frente pero tú estaban con Juan que es un tipazo y eres tan guapa… Yo no puedo competir con Juan…
Lorena le tiene agarrado de la mano:
--pero estoy aquí contigo.
Marc no acaba de creer todo lo que está viviendo:
--Yo te veía inalcanzable como una estrella. Estar así contigo era mi sueño pero jamás pensé que se me pudiera cumplir.
Sus palabras y la dulzura de sus ojos la conmueven. Lo besa de él y aunque no lo siente de corazón sí de cabeza:
--Estoy enamorada de ti, mi relación con Juan no me daba lo que me hacía falta… Me haces falta tú, es contigo con quien quiero estar. Aunque Juan tenga un cuerpo más llamativo tú eres mejor que él, te prefiero a ti.
--¿en serio? –Marc incrédulo.
Al lado de Marc y lejos de Juan, Lorena todo lo ve muy fácil. El que Juan sea tan guapo le complica demasiado la vida, le hace sentir celos. Con Marc no tiene que sentir celos porque sabe que nunca se le ha acercar otra chica.
--si –dice ella- me gustaría que saliéramos juntos.
--¿quieres decir ser novios? –pregunta sorprendido y emocionado.
Lorena hace que sí con la cabeza.
--Me harías el hombre más feliz del mundo –dice él entusiasmado.
Lorena suspira contenta:
--es que todo tú eres ternura.
--¿y eso es bueno? –pregunta él tímido.
Lorena le contesta con un beso. Lorena quiere lanzarse, mete la mano por la camiseta de Marc y éste se asusta. Se levanta de golpe.
--¡Es muy tarde, es mejor que volvamos¡
Lorena se queda cortada, se da cuenta que ha asustado a Marc y teme haber estropeado las cosas. Llegan a la casa agarrados de la mano, ella espera poder aclarar las cosas pero Marc está muy sofocado:
--tengo mucho sueño, quiero dormir.
Él se muestra algo frío y eso sorprende a Lorena pero está dispuesta a derretirlo. Lo sigue con la intención de seducirlo pero él se despide con un leve beso y le cierra la puerta en la cara. Lorena se queda desconcertada. A solas en su cuarto, Marc se da cuenta de lo que ha hecho y se reclama su actitud.
--¡eres un imbécil, esa mujer se quería acostar contigo¡ ¡¡¿es que quieres ser virgen toda la vida?¡
Se mira al espejo. Se ve demasiado feo. Piensa en los consejos de José María, se toca el trasero, el bolsillo en donde tiene el preservativo. Arde de deseo. Se acaricia la parte de delante. Está en su estado de más alzamiento pero aún así es más pequeña que la de Juan en estado de reposo, deduce por el bulto que le ha visto a Juan:
--seguro que él la tiene más grande dormida que yo levantada…
Su físico, su tamaño le hace sentir inseguro:
--No puedo mostrarme desnudo ante ella, se va a reír de mí.
Marc es feliz, está viviendo un sueño pero está seguro que no es el hombre que necesita Lorena y que en cualquier momento ella entrará en razón. Se desnuda ante el espejo, se mira con asco. Odia la imagen de él que le devuelve al espejo.
--¡como después de estar con alguien como Juan va a estar con esto¡ --dice con desprecio de su propia imagen reflejada en el espejo.
No soporta su propia desnudez. Se da la vuelta para no verse mientras se pone un pijama.

Por su lado, Lorena es todo un volcán en erupción. Duerme en braguitas y camiseta. Da vueltas en la cama tratando de dormir. Marc representa la ternura, desea algo serio pero necesita sexo. Sale de la habitación semi desnuda y dispuesta a violarlo si es preciso. Marc está apunto de meterse en la cama. Se queda de piedra al ver a Lorena con dos únicas prendas de vestir. Antes que pueda decir nada, Lorena se saca la camiseta y las bragas quedándose desnuda ante él. Marc la mira boquiabierto. Ella no dice nada. Lo abraza. Él tiembla y cada vez que ella trata de hablar lo calla con un beso. Empieza a sacarle la ropa. Él está tenso, asustado. Un ahogado no, que Lorena ignora, sale de la garganta de él en bajarle los pantalones del pijama, la única pieza de ropa que cubre su desnudes. Él está muerto de miedo y de deseo. El pene de Marc es pequeño pero ya está duro y cabe en su totalidad en la boca de Lorena sin introducirlo mucho. Al ver que Lorena ni se ha inmutado al ver lo pequeña que la tiene y que se la está chupando con placer, Marc se va relajando. Ya no intenta decir nada, sólo jadea. No se mueve. Cuando el arma de él está ya apunto de disparar, Lorena se la saca de la boca. Marc está algo frustrado porque necesitaba descargar, no piensa en cuan lejos quiere llegar ella. Con las manos de él, Lorena se toca los senos, el sexo. Lo tira sobre la cama y se sienta sobre él para clavársela. Él piensa que tal vez sería el momento para decirle que tiene un preservativo pero le da vergüenza lo que pueda pensar ella de él, teme que se enfade si cree que él tenía esperanzas de hacer el amor con ella, es algo que jamás había pensado. Lorena no parece preocupada en cuidarse y él la deja hacer. Lorena cabalga despacio para controlar la ansiedad de él. Le estruja los testículos, logra unos diez minutos de tierno placer. Aunque no ha obtenido ni una cuarta parte del placer que le da Juan, Lorena está contenta. Aunque falle en la cama, Lorena siente que Marc será el amor de su vida, que él le dará la estabilidad que ella tanto necesita. Marc está reventado, tiene una cara de satisfacción. Se retuerce de placer al lado de Lorena que lo mira contenta.
--todo esto me parece mentira, no entiendo cómo puedes estar aquí conmigo –jadea él.
Lorena lo besa lo mira y quiero tenerlo contento:
--estoy enamorada de ti, me has hecho llegar al cielo.
--¿en serio lo he hecho bien?¿te ha gustado?
Marc está preocupado por no haberle sabido dar a la chica lo que ella necesita, lo que está acostumbrada.
--sí, ha estado genial. No tienes nada que envidiar a nadie
Es una mentira piadosa pero Lorena quiere hacerlo sentir seguro. Marc quisiera pensar que Juan, con su extremada atractivo, pueda ser un inútil en la cama y que Lorena haya gozado con él más. Le gustaría que así fuera pero no se anima a preguntar.
--¿en serio? Ha sido mi primera vez.
Le daba vergüenza decirlo pero al ver que ha estado a la altura, o almenos eso le hace creer ella, Marc quiere que sepa que se ha estrenado con ella. Lorena siente un gran orgullo. No lo quiere pensar, en el fondo lo que le atrae de Marc es enseñarle lo desconocido, le da morbo ser la primera, poder moldearlo a su gusto. Tenerlo atado a ella con la seguridad que, por sus limitaciones físicas, no va a buscar a otra. Aunque no se anima a preguntarle, Lorena lo ha enaltecido tanto que no tiene miedo a preguntarle para sorpresa de ella:
--¿Juan, en la cama, es mejor que yo?





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