Esto no es una telenovela de verdad. Los actores no tienen nada que ver con el proyecto, sólo lo inspiran. Dedicada afectuosamente a dos guapos que son mi prototipo de hombre ideal: Jon Ecker y Mario Casas. Escrito en septiembre del 2009.
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viernes, 12 de febrero de 2010
Capitulo 13
Aunque quiere fingir que todo está bien, Lorena está preocupada. Teme que su “amor” hacía Marc quede en esa casa en la playa. Hacía tiempo que no se sentía tan tranquila y desea, aunque no lo cree, que de ahora en adelante todo sea como en esa casa.
--¡¡venga unas fotos para el recuerdo¡ --dice José María.
José María les hace fotos a los 3. Luego Marc.
--¡¡venga ponte tú¡
Están todos muy contentos. Han compartido tres días de felicidad y eso los ha unido a los cuatro.
--¡ahora en pareja, haznos una foto¡ --dice José María agarrando a Susana.
José María hace el payaso en la foto. Marc le hace varias por si acaso, éste que si hace gestos obscenos, que si la besa en el cuello.
--¿es que no te puedes estar quieto? –le regaña Susana.
--¡venga esta es la buena¡ --dice él guiñándole el ojo a Marc.
Marc se prepara con la cámara, José María besa apasionadamente en la foto. Susana lo regaña:
--¿es que nunca te puedes controlar?
Pero está encantada. Lo besa. Aunque hay un halo de melancolía porque es el final, las dos parejas están contentas porque han disfrutado, han amado. Susana le hace la foto a Marc y a Lorena. La chica dibuja una sonrisa de felicidad en su rostro pero hay tristeza y miedo en sus ojos porque no sabe qué pasará a partir de ese momento. Marc abraza a su chica con orgullo. José María, que está delante, va animando a Marc para que se lance:
--¡¡muérdela, muérdela¡
A Marc le da vergüenza y no le hace caso. José María insiste, trata a Marc con un protector cariño.
--Venga, no seas tímido.
--No le des malas ideas que es un muy chico –dice Susana regañona a su pareja aunque de broma.
José María le da una nalgada a Susana. Sonríe a Marc con complicidad.
--¡venga, macho, vamos a hacer una foto tú y yo para que todos tengamos un recuerdo¡
Susana le hace una foto a los dos chicos. José María le agarra por el cuello por el cuello como si lo fuera a ahorcar pero le sonríe y lo trata con cariño.
--¡ahora las chicas¡ --va diciendo José María quitándole la cámara a Susana.
Lorena disfruta de la armonía y la tranquilidad que se disfruta en esa casa, quisiera que el tiempo se detuviera ahí. Para poner punto y final, José María busca a un transeúnte que les hace una foto a los cuatro frente a la casa.
Por su lado, Juan despierta en su cama. Desnudo, con dolor de cabeza y acompañado. Mira con muy mala cara a la chica que tiene al lado. Ni sabe cómo se llama, ni como llegó a sus brazos y ni le importa. Salta de la cama, se pone el bóxers mientras tira la ropa a la cara a la chica que se despierta desconcertada. Él es muy brusco con ella.
--¡Venga que haces aquí…¡
La chica mira con mucho deseo a Juan, le gusta mucho.
--Pasamos la noche juntos… --dice coqueta.
A Juan no le importa lo que sienta la chica, que lo desee. Es muy frío con ella.
--¡te dije que no te podías quedar¡
--Bueno, nos quedamos dormidos y yo pensé…
A la chica le sorprende el mal humor de su guapo amante furtivo de una sola noche pero no se quiere dar por enterada. Muy brusco él dice:
--¡pues muy mal hecho no te traje aquí para pensar¡ --dice interrumpiéndola.
--¡tampoco seas tan borde, no me lo merezco¡
Después del momento de placer Juan pierde el interés en la mujer, Lorena es la única que logra mantenerlo. Ha pasado el fin de semana de mujer y mujer pero siente que estaba en su derecho por el abandono de la chica. Tiene ganas de quedarse solo para ir a buscar a Lorena. Echa a su conquista de esa noche de muy mala manera. Ella está muy enfadada pero a él le da igual. Juan se golpea los puños furioso:
--Me va a tener que dar la cara, son muchas explicaciones las que me tiene que dar…
Está muy dolido con Lorena por haberle dado plantón de varios días y sin ni molestarse a decirle nada. Si no fuera porque la vecina de Susana le dijo que las vio juntas pues no sabría si le pasó algo.
Al cabo de un rato, Marc y Lorena se despiden delante de casa de él con un dulce beso. Lorena está preocupada porque ahora que Juan vuelva a estar cerca de ella no está segura de poder tener tan clara sus emociones como en la casa en la playa. Marc está viviendo un sueño del que le da miedo despertar: Tiene a su chica abrazada por la cintura y muy cariñoso le dice:
--gracias por regalarme los días más felices de mi vida.
Desde el auto, José María y Susana miran a la pareja. El hombre le ha tomado cariño al chico y le preocupa que Lorena le haga daño.
--tu amiga está jugando con ese chico. No se vale.
--Lorena no tiene malas intenciones…
José María sonríe resignado:
--En fin la primera vez no es fácil, almenos ha tenido un buen estreno.
Lorena besa de nuevo a Marc. Éste sigue hablando:
--¿en serio todo esto es de verdad?
Lorena le asegura que sí, que no tiene que estar inseguro de nada, que lo harán “oficial” al día siguiente en la academia. Lorena se queda con la tierna sonrisa de él, con su mirada inocente. Necesita coraje para romper con Juan. No va a ser fácil tenerlo delante y decirle al hombre que ama (aunque no quiera amarlo) que se ha acostado con otro y que lo deja. Lorena entra en el auto.
--¿y ahora qué? –le pregunta Susana.
Eso quisiera saber Lorena. No le contesta.
Justo cuando entra en su apartamento toda la seguridad que ha querido crear se desvanece. Le parece ver a Juan en cada rincón haciendo el amor y se estremece. No puede negar que necesita sentirse mujer como con Juan.
--¡¡si pero con Juan me hace sentir demasiado celos, llevo demasiados cuernos¡
Le gustaría que o que Marc fuera tan apasionado como Juan o que Juan fuera menos guapo, menos deseado y perseguido por las chicas. Agarra una foto que tiene en la estantería con ella y con Juan. Tan guapo, tan sonriente. Ella se ve tan feliz, tan sumisa. Su alma se revuela. Su sangre hierve gritando el nombre de Juan. Mira la foto y está apunto de rendirse a la evidencia pero no.
--¡no voy a dejar a Marc por un infiel¡
Aunque lo ha ido perdonando, cada una de las infidelidades de Juan la ha ido lastimando llegando a no querer amarlo, a preferir estar con uno más feo pero que le dé menos disgustos. Si lo ve a Juan no podrá evitar acostarse con él.
--Mejor lo llamo.
Juan se muestra muy brusco.
--¡ya era hora, ¿¡se puede saber donde ha estado la señorita?¡
Sin que su belleza la deslumbre, ni que se derrita ante su seductora sonrisa y gracias a lo antipático que está, Lorena puede romper fácilmente con él.
--Me he alejado para pensar…
--¡¡¿pero que mierda tienes que pensar?¡
--que no te quiero, que sólo disfrutamos en la cama y ya está…
--¿¿qué me estás diciendo? –dice él furioso.
--¡¡que hemos terminado y esta vez es para siempre que no te quiero ver más¡
--¡pero me tendrás que dar un motivo¡
Los dos están muy alterados. Lorena nota a Juan angustiado y eso le duele pero se deja llevar por la pelea.
--¿¿y te parece poco las veces que me has puesto los cuernos?¡
--¡¡eso no tiene nada que ver ahora, ya ha pasado¡
--¡no me lo hagas más difícil, no quiero que te me acerques cuando me veas¡
Juan no está dispuesto a ponerle las cosas fáciles:
--¡¡quiero que se te haga difícil, esto me lo dices en la cara¡
--¡no te quiero ver más¡
Una vez ha roto con él, Lorena esperaba sentirse más tranquila.
--¡¡ya está, ya está¡ --se va diciendo.
Pero se derrumba y rompe a llorar. Se da una ducha para relajarse. Llaman al timbre. Sale en bata.
--¿¿Quién es?
Es una voz ronca que le dice:
--traigo un certificado…
Por la mirilla solo ve un sobre. Al abrir ve que es Juan. Éste tira el sobre que llevaba y entra en el apartamento.
--¿¿qué haces aquí? –ella a la defensiva.
Juan se muestra seductor pero molesto.
--¡Dímelo a la cara, esa tontería que me dijiste al teléfono… dime en la cara que quieres romper conmigo¡
Se miran cara a cara. Lorena no es capaz de decirle nada. Se le echa en brazos, lo besa ardientemente y acaban haciendo furiosamente el amor.
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