viernes, 12 de febrero de 2010

Capitulo 12


Marc y Lorena viven su segunda noche juntos. Marc tiene ganas de repetir pero le da apuro. No quiere que la chica piense que es lo único que le interesa es el sexo. A ella le encanta la ternura de él, el que le dé vergüenza hablar de sexo, confesarle que tiene ganas de volver a hacerlo. Ella lo acompaña hasta su habitación y se quedan plantados en la puerta. Él ni entra ni dice nada. Está muy cortado.
--¿no me invitas a pasar? –le tiene que decir ella.
Entonces Marc le cede el paso galantemente. Se encierran en el dormitorio. Él se queda parado. No sabe qué hacer. Como siempre que está nervioso y siente vergüenza, se rasca la cabeza. Para calentar el ambiente, ella le baja directamente los pantalones juntos a los calzoncillos y le empieza, para gozo de él, a trabajar sus partes más sensibles. Marc va tomando confianza, se saca la camisa. Nervioso, con miedo a equivocarse pero con ganas de aprender, se lanza sobre ella desnudándola y acariciándola suavemente tanto con las manos como con la lengua. Él está más relajado y la hace gozar un poco más. Después de explotar dentro de ella, Marc cae reventado en los brazos de ella. Lorena se siente inmersa en un sueño y es que eso es para ella Marc. La ilusión de una estabilidad que por el carácter de Juan no ha podido lograr con éste y que por como es Marc piensa que con él si la va a lograr. Marc la mira incrédulo. Es su segunda vez pero aún no puede creer que haya logrado llevar a la cama la chica más deseada de la academia. Lorena le está dando mucha confianza y por eso se anima a hablar de todo o casi todo con ella.
--No me puedo creer –jadea con un hilo de voz porque está muy agotado del esfuerzo de tratar (aunque sin conseguirlo del todo) dejar satisfecha a esa mujer—que una chica tan exuberante como tú haya dejado un hombre como Juan por alguien como yo que soy más bien poca cosa.
A Lorena no le gusta hablar de Juan y menos como algo de eso pasado cuando es presente, un presente al que no sabe cómo va a hacer frente.
--Ya te he dicho que estoy enamorada de ti, que aunque tu cuerpo no sea tan llamativo como el de Juan que no eres inferior a nadie. No te cambiaría por nada del mundo.
Él la besa enamorado.
--temo tanto que te canses de mí, que no pueda seguir tu ritmo, que me dejes por Juan o por otro más guapo. Después de haberte tenido no soportaría perderte.
Lorena habla sin pensar. Más bien para hacerlo contento, es lo que él quiere escuchar, lo que ella quisiera sentir por él.
--Día a día el amor que me has despertado está creciendo, nadie me ha hecho tan feliz como tú, eres el hombre de mi vida.
Se queda contento y tranquilo. Con un poco más de empuje vuelve atravesar a la chica con su dura, aunque corta, lanza. Luego del placer Marc se queda ya dormido. A Lorena le gusta mirar Marc, le da mucha seguridad, mucha tranquilidad. Marc le ofrece una relación sin sobresaltos y eso es lo que quiere. Se siente un poco melancólica porque es la última vez que lo tendrá en sus brazos. Una vez vuelvan a casa no sabe que pasará. Marc es muy joven, depende de sus padres, no tendrá tanta libertad para verla cuando quiera. Además está Juan. El corazón de la chica palpita con fuerza por ese hombre.
--No se lo merece, seguro que se ha pasado el fin de semana de chica en chica.
Lorena no se equivoca y siente unos celos horribles que quiere borrar de su mente. Mira a Marc como si a la fuerza quisiera obligar a su corazón a amarlo. Lo acariciar con ternura.
--es lindo abrir los ojos y tener a tu lado alguien que no te va a fallar –dice ella.
Lorena no quiere aceptar que si alguien falla en esa relación es ella que no está siendo del todo sincero. Necesita despejarse un poco de todas esas ideas que revoltean por su mente y no la dejan dormir. Agarra una bata y sale de la habitación. José María sale de su dormitorio, va al baño tranquilamente y totalmente desnudo. Saluda muy amable a la joven. Lorena entonces se mete en el dormitorio.
--¿te molesto?
Aunque Lorena está jugando a que vive su momento más feliz, Susana sabe que no es así. La invita a sentarse en la cama.
--¿qué es lo que te preocupa?
Lorena no lo tiene claro. No sabe por donde empezar. Susana trata de ayudarla.
--Lo que pasa es que tienes miedo que al ver a Juan te des cuenta que lo amas, que sabes que harás el amor con él y te olvidarás de ese pobre chico.
En el fondo Lorena sabe que las palabras de su amiga son ciertas y por eso se hace la ofendida y las niega.
--¡estoy enamorada, muy enamorada¡
Está demasiado alterada, habla muy a la defensiva como para que se pueda creer en sus palabras. Susana prefiere no llevarle la contraria y escucharla.
--después de mi fracaso con Nicolás nunca pensé que me volvería a enamorar y menos tan pronto. Todo esto se lo debo a Juan, él ha curado mis heridas…
Susana se da cuenta que a su amiga le brillan los ojos cada vez que habla de Juan pero mientras Lorena siga negando que ama al infiel Juan Susana no sabe como ayudarla. Lorena trata de creerse sus propias mentiras:
--Gracias a Juan el dolor por el fracaso y la traición de Nicolás, que no me hubieran dejado vivir, fueron borrados por el placer que me dio Juan hasta que la herida ha desaparecido del todo. Gracias a Juan me he podido enamorar nuevamente.
--¿en serio crees todo lo que me cuentas?
--claro, ahora siente que este amor que siento por Marc es más maduro, más de verdad. Gracias a Marc sé que voy a ser feliz.
Para no interrumpir a la pareja, el desnudo José María ha entrado en la cocina. Busca en la nevera una cerveza para acabar de relajarse después de los momentos de placer que ha vivido. Susana y Lorena siguen hablando.
--¿y entonces qué es lo que te preocupa?
--Pues que ahora que Juan no será más mi amante él se convierta en mi enemigo.
En esto sí que no miente. Aunque no tienen una relación oficial clara, Lorena nunca antes había estado con un chico sin dejar pasar un tiempo prudencial luego de su ruptura con Juan. Aunque siente que nunca podría ser feliz al lado de alguien como Juan, lo quiere mucho pero sabe que no va a saber encajar que lo deje por otro y le dolería mucho ver odio en esos ojos en los que se ha visto reflejada tantas veces.

Al día siguiente, Marc y Lorena apuran sus últimas horas. Marc no conoce el pueblo en el que están. Dan una vuelta.
--No por aquí no –dice ella de repente.
Lorena se ha puesto fuera.
--¿porqué?¿qué pasa?
Lorena sigue por el lado contrario.
--es que ya se acaba el pueblo.
Marc nota extraña a Lorena pero no le dice nada. Lorena mira hacia atrás en el tiempo. Esa calle le ha traído recuerdos de la primera vez que estuvo con Juan en ese mismo lugar. Lo descubrieron por casualidad.

Juan y Lorena estaban en sus mejores momentos, caminaban tomados de la mano, de pronto se encontraron con un viejo palacete.
--¡¡wow… que pasada¡ --dicen los dos.
Aunque está muy viejo y abandonado se nota que es precioso.
--En su momento de gloria debió ser algo increíble –dice Juan.
Tomados de la mano se acercan a la puerta. Está clausurado.
--es una pena que algo tan maravilloso se esté pudriendo sin que le den ningún uso.
Hay un rótulo en el que explica que esa casa perteneció a un Conde pero que hace años que está deshabitado porque el Conde murió sin descendencia.
--Me gustaría tener dinero para comprarlo, sería muy bonito vivir aquí contigo –le dice Juan guiñándole el ojo.
Lorena lo mira con ternura y lo abraza.
--¡ven, vamos a entrar¡
--¡estás loco¡ ¡¡nos puede caer una buena¡
Juan siempre tuvo un gran espíritu aventurero.
--¡sí está abandonada… da igual lo que hagamos¡¡
--pero es que ves a saber que nos podemos encontrar.
Juan no la deja seguir.
--Venga, que un día será nuestra futura casa…
Los dos se miran enamorados. De una patada Juan rompe la puerta. El palacete es testigo decadente del lujo que poseía. Juan no se quiere quedar con las ganas de hacer el amor en un lugar nuevo. Cierran los ojos y se imaginan que esa casa conserva el lujo de años atrás, se van besando, se van acariciando hasta fundirse en un solo cuerpo.
Lorena vuelve del pasado. Se le ha escapado una lágrima pero Marc no se ha dado cuenta. Juan está dentro de ella, aunque le duela que sea un infiel, aunque quiera amar a Marc, le va a ser difícil sacar a Juan de su alma. Lorena lo sabe y por eso le asusta pensar en lo que pueda pasar cuando vuelva a la realidad y tenga a Marc y a Juan en su entorno habitual.

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