Juan y Lorena pasan toda la tarde en el apartamento de ella haciendo el amor. No se cansan nunca. Ambos son muy apasionados. Nunca un hombre la ha hecho gozar tanto en la cama. Por un lado a Juan le dan celos que haya estado con otros pero a la vez le llena de orgullo que ella reconozca que él es el mejor.
--si pero tú no te quedas atrás –dice él.
Juan le enseña la espalda.
--Mira como me la has dejado, parece un cuadro.
Juan tiene la espalda toda arañada. Ella siente un poco de vergüenza.
--todo eso te lo he hecho yo?
Juan hace que sí con la cabeza. Como para justificarse ella dice:
--es que es tanto el gozo que me das que no me puedo controlar…
A él le encanta estar con una chica que es tan buena amante, que disfruta del sexo tanto como él.
Paula se encarga de hacer llegar a la familia el que Lorena ya tiene a otro.
--bueno, Juan es buen chico. Ya han estado juntos antes –dice la madre.
Paula está sola y muerta de la envidia porque Juan es muy guapo. Con ella la usó y la tiró y de Lorena no se cansa nunca. Eso es algo que no le perdona a su hermana y más ahora que han compartido a otro hombre. Paula trata de poner a sus padres en contra de Lorena para que no la dejen ser feliz.
--¡pero es que Juan está con todas…¡ ¡¡nadie la toma en serio¡
El padre sentado en el sofá, dolido.
--esta chica nos está llenando de vergüenza.
Paula sonríe al ver como su padre se pone en contra de Lorena. La madre es más comprensiva.
--lo importa es que sea feliz…
Lorena vive alejada de los chismes que su familia, que cualquiera puedan decir en su contra. Con la llegada del fin de semana, Juan y Lorena disfrutan de su nueva reconciliación. Caminan abrazados por la ciudad. Por un lado Lorena se siente orgullosa de estar con el chico más guapo de la ciudad, sabe que es la envidia de todas y le gusta lucir a su macho pero a la vez le dan muchos celos cuando Juan sonríe coqueto a todas esas chicas que le sonríen. Siempre discuten por eso y eso mismo que Lorena sabe que nunca podrán tener una relación duradera pero mientras dure lo disfruta. Una sola mirada de Juan hace que Lorena se olvide del mundo. La mala suerte hace que se encuentren con Nicolás que está abrazado a su nueva novia. Nicolás la saluda como si nada. Le hace daño y a Juan le molesta.
--¿es que aún lo quieres?
Lorena se sincera con él:
--Lo quise mucho y no soportaba estar con él pero nuestra historia no fue precisamente un cuento de hadas. No me quise dar cuenta que para él era una más…
Verlo le remueve la herida, quisiera que desapareciera de su entorno para poder borrarlo de sus pensamientos para siempre. Juan piensa que sus infidelidades no son tan importantes como el hecho que Lorena haya amado a otro porqué él enseguida olvida a la chica y Lorena aún sufre por Nicolás pero a Lorena lo que le duele es que Juan haya estado con otras mientras eran pareja cosa que Lorena nunca le ha sido infiel. Juan se muestra cariñoso porque le quiere mostrar a Lorena que es el hombre que necesita, que pueden estar juntos. Los fuertes brazos de Juan son su mejor refugio. A Juan no le gusta que Lorena piense en Nicolás pero la herida está muy cercana.
--debes entenderme… Llegué a mi casa el domingo pasado y los encontré haciendo el amor… No es algo fácil de digerir…
Juan la sonríe y besa para que se olvide de todo. A su lado ella es feliz y eso a él le gusta.
Al día siguiente, Juan y Lorena salen un rato con la mejor amiga de ella, Susana, y José María, la pareja de éste. Aunque Juan lo que desea es estar a solas con su chica, le gusta que ella quiere llevarla a su entorno. Juan y Susana se saludan con familiaridad.
--que gusto volver a verte –dice él.
--sí, igualmente.
Susana está encantada con estar cerca de Juan eso crea incluso celos en su novio. Juan es un hombre muy atractivo y a Susana se le van los ojos tras su bella anatomía. Felicita a su amiga por el pedazo de macho que se ha llevado:
--Nicolás no le llega ni a la suela de los zapatos. Desde luego has ganado con el cambio –murmura a Lorena.
La herida de la ruptura está muy cercana.
Juan y José María se adelantan. Juan trata de ser amable con el chico. Lorena siente que Juan es un príncipe y que sólo una princesa conseguirá su amor.
--Y yo no soy esa princesa –dice ella resignada.
Las muchas infidelidades de Juan ha hecho bajar la auto-estima de Lorena que piensa que Juan es demasiado guapo para ella. Las dos parejas van a tomar algo y acaban en el apartamento de Lorena. A José Maria y Susana, como no tiene sitio, Lorena les deja la cama. Juan y ella se quedan en la ducha. A ella le encanta ver el cuerpo del guapo Juan desnudo y lleno de agua, el jabón recorriendo su cuerpo. Ambos disfrutan mirándose, acariciándose y haciendo el amor bajo el agua. Gracias a Juan olvida que justo hace una semana que, en ese mismo lugar, encontrara a su novio en la cama con otra.
Juan y Lorena están encantados juntos. Ella lo ve más como un amante que como un novio aunque lo quiere mucho. No quiere implicar su corazón porque sabe que tarde o temprano él la va a ser infiel y ella va a sufrir. Se dedica a gozar de su compañía y de su cuerpo. Lorena nunca había sido tan atrevida, tan apasionada y Juan está encantado con el cambio. Día a día se encuentran cada vez más a gusto y pasan más tiempo juntos. Se ven todos los días en la academia, luego pasan todas las tardes en casa de ella haciendo el amor. También tienen un rato para caminar mientras hablan de todo y de nada. Se despiden bien entrada la noche. Lorena sabe que su relación con Juan no durará mucho, que tarde o temprano, como siempre pues él la engañará con otra y ella lo dejará así que mientras dure quiere explotar al máximo esos momentos que tan feliz le está haciendo. Están los dos desnudos en la cama. Ella lo mira, tan atractivo, tan seductor, tan buen amante. Él siempre ha acabado buscando otra mujer lo que ha creado en Lorena inseguridad. No se siente lo suficientemente bonita para él. Apoyada en el torso de él, es feliz pero a la vez triste porqué está convencida que tarde o temprano Juan buscará a otra aunque luego él le diga que son mujeres de usar y tirar, que la quiere a ella.
--¿qué quieres de mí? –le pregunta sin mirarlo apoyando su cabeza en el torso de él-- ¿porqué me eliges a mí pudiendo elegir a cualquiera? Eres el chico más guapo del la ciudad, del país…
Juan sonríe alagado.
--Eres una exagerada…
Él la besa y con cara de travieso le dice:
--yo mismo te podría hacer a ti la misma pregunta. Eres la chica más cotizada de la academia.
Lorena lo mira enamorada aunque ella misma no quiere reconocer que está enamorada de ese chico que hacer honor a su nombre.
--Sabes que no es así, mentiroso, tú sí que eres más guapo que esos modelos que salen en las revistas, que te podrías dedicar al modelaje si quisieras, hasta ganar un concurso de Misters…
Juan se le ríe.
--Sí soy un chico normal –dice pícaro.
--Eres más guapo y lo sabes…
Juan se coloca sobre ella, empieza a acariciarla y muy seductor le dice:
--tú también podrías ser modelo y hasta miss…
Ella la quisiera decir que sí es tan atractivo porque le es siempre infiel pero no quiere provocar una discusión que han tenido ya muchas veces, quiere vivir el momento. Él le guiña el ojo y muy dulce le dice:
--somos tal para cual.
Los dos se besan y siguen encantados con su pasión. Es ya muy tarde cuando Juan se levanta totalmente desnudo de la cama. Ella no quisiera ni estar separada ni un instante de él.
--¿porquè no te quedas alguna noche? A mí me gustaría.
A Juan le gusta sentir tan deseado pero no quiere descuidar su profesión.
--tengo que repasar y además me vas a dejar seco –dice guiñándole el ojo.
Ella lo mira con deseo mientras él se va vistiendo.
--prométeme que el próximo fin de semana te quedarás todo el fin de semana conmigo.
--por mi encantado –dice él sonriendo.
Se besan con cariñoso y ella se queda suspirando y él se va feliz.
--si pero tú no te quedas atrás –dice él.
Juan le enseña la espalda.
--Mira como me la has dejado, parece un cuadro.
Juan tiene la espalda toda arañada. Ella siente un poco de vergüenza.
--todo eso te lo he hecho yo?
Juan hace que sí con la cabeza. Como para justificarse ella dice:
--es que es tanto el gozo que me das que no me puedo controlar…
A él le encanta estar con una chica que es tan buena amante, que disfruta del sexo tanto como él.
Paula se encarga de hacer llegar a la familia el que Lorena ya tiene a otro.
--bueno, Juan es buen chico. Ya han estado juntos antes –dice la madre.
Paula está sola y muerta de la envidia porque Juan es muy guapo. Con ella la usó y la tiró y de Lorena no se cansa nunca. Eso es algo que no le perdona a su hermana y más ahora que han compartido a otro hombre. Paula trata de poner a sus padres en contra de Lorena para que no la dejen ser feliz.
--¡pero es que Juan está con todas…¡ ¡¡nadie la toma en serio¡
El padre sentado en el sofá, dolido.
--esta chica nos está llenando de vergüenza.
Paula sonríe al ver como su padre se pone en contra de Lorena. La madre es más comprensiva.
--lo importa es que sea feliz…
Lorena vive alejada de los chismes que su familia, que cualquiera puedan decir en su contra. Con la llegada del fin de semana, Juan y Lorena disfrutan de su nueva reconciliación. Caminan abrazados por la ciudad. Por un lado Lorena se siente orgullosa de estar con el chico más guapo de la ciudad, sabe que es la envidia de todas y le gusta lucir a su macho pero a la vez le dan muchos celos cuando Juan sonríe coqueto a todas esas chicas que le sonríen. Siempre discuten por eso y eso mismo que Lorena sabe que nunca podrán tener una relación duradera pero mientras dure lo disfruta. Una sola mirada de Juan hace que Lorena se olvide del mundo. La mala suerte hace que se encuentren con Nicolás que está abrazado a su nueva novia. Nicolás la saluda como si nada. Le hace daño y a Juan le molesta.
--¿es que aún lo quieres?
Lorena se sincera con él:
--Lo quise mucho y no soportaba estar con él pero nuestra historia no fue precisamente un cuento de hadas. No me quise dar cuenta que para él era una más…
Verlo le remueve la herida, quisiera que desapareciera de su entorno para poder borrarlo de sus pensamientos para siempre. Juan piensa que sus infidelidades no son tan importantes como el hecho que Lorena haya amado a otro porqué él enseguida olvida a la chica y Lorena aún sufre por Nicolás pero a Lorena lo que le duele es que Juan haya estado con otras mientras eran pareja cosa que Lorena nunca le ha sido infiel. Juan se muestra cariñoso porque le quiere mostrar a Lorena que es el hombre que necesita, que pueden estar juntos. Los fuertes brazos de Juan son su mejor refugio. A Juan no le gusta que Lorena piense en Nicolás pero la herida está muy cercana.
--debes entenderme… Llegué a mi casa el domingo pasado y los encontré haciendo el amor… No es algo fácil de digerir…
Juan la sonríe y besa para que se olvide de todo. A su lado ella es feliz y eso a él le gusta.
Al día siguiente, Juan y Lorena salen un rato con la mejor amiga de ella, Susana, y José María, la pareja de éste. Aunque Juan lo que desea es estar a solas con su chica, le gusta que ella quiere llevarla a su entorno. Juan y Susana se saludan con familiaridad.
--que gusto volver a verte –dice él.
--sí, igualmente.
Susana está encantada con estar cerca de Juan eso crea incluso celos en su novio. Juan es un hombre muy atractivo y a Susana se le van los ojos tras su bella anatomía. Felicita a su amiga por el pedazo de macho que se ha llevado:
--Nicolás no le llega ni a la suela de los zapatos. Desde luego has ganado con el cambio –murmura a Lorena.
La herida de la ruptura está muy cercana.
Juan y José María se adelantan. Juan trata de ser amable con el chico. Lorena siente que Juan es un príncipe y que sólo una princesa conseguirá su amor.
--Y yo no soy esa princesa –dice ella resignada.
Las muchas infidelidades de Juan ha hecho bajar la auto-estima de Lorena que piensa que Juan es demasiado guapo para ella. Las dos parejas van a tomar algo y acaban en el apartamento de Lorena. A José Maria y Susana, como no tiene sitio, Lorena les deja la cama. Juan y ella se quedan en la ducha. A ella le encanta ver el cuerpo del guapo Juan desnudo y lleno de agua, el jabón recorriendo su cuerpo. Ambos disfrutan mirándose, acariciándose y haciendo el amor bajo el agua. Gracias a Juan olvida que justo hace una semana que, en ese mismo lugar, encontrara a su novio en la cama con otra.
Juan y Lorena están encantados juntos. Ella lo ve más como un amante que como un novio aunque lo quiere mucho. No quiere implicar su corazón porque sabe que tarde o temprano él la va a ser infiel y ella va a sufrir. Se dedica a gozar de su compañía y de su cuerpo. Lorena nunca había sido tan atrevida, tan apasionada y Juan está encantado con el cambio. Día a día se encuentran cada vez más a gusto y pasan más tiempo juntos. Se ven todos los días en la academia, luego pasan todas las tardes en casa de ella haciendo el amor. También tienen un rato para caminar mientras hablan de todo y de nada. Se despiden bien entrada la noche. Lorena sabe que su relación con Juan no durará mucho, que tarde o temprano, como siempre pues él la engañará con otra y ella lo dejará así que mientras dure quiere explotar al máximo esos momentos que tan feliz le está haciendo. Están los dos desnudos en la cama. Ella lo mira, tan atractivo, tan seductor, tan buen amante. Él siempre ha acabado buscando otra mujer lo que ha creado en Lorena inseguridad. No se siente lo suficientemente bonita para él. Apoyada en el torso de él, es feliz pero a la vez triste porqué está convencida que tarde o temprano Juan buscará a otra aunque luego él le diga que son mujeres de usar y tirar, que la quiere a ella.
--¿qué quieres de mí? –le pregunta sin mirarlo apoyando su cabeza en el torso de él-- ¿porqué me eliges a mí pudiendo elegir a cualquiera? Eres el chico más guapo del la ciudad, del país…
Juan sonríe alagado.
--Eres una exagerada…
Él la besa y con cara de travieso le dice:
--yo mismo te podría hacer a ti la misma pregunta. Eres la chica más cotizada de la academia.
Lorena lo mira enamorada aunque ella misma no quiere reconocer que está enamorada de ese chico que hacer honor a su nombre.
--Sabes que no es así, mentiroso, tú sí que eres más guapo que esos modelos que salen en las revistas, que te podrías dedicar al modelaje si quisieras, hasta ganar un concurso de Misters…
Juan se le ríe.
--Sí soy un chico normal –dice pícaro.
--Eres más guapo y lo sabes…
Juan se coloca sobre ella, empieza a acariciarla y muy seductor le dice:
--tú también podrías ser modelo y hasta miss…
Ella la quisiera decir que sí es tan atractivo porque le es siempre infiel pero no quiere provocar una discusión que han tenido ya muchas veces, quiere vivir el momento. Él le guiña el ojo y muy dulce le dice:
--somos tal para cual.
Los dos se besan y siguen encantados con su pasión. Es ya muy tarde cuando Juan se levanta totalmente desnudo de la cama. Ella no quisiera ni estar separada ni un instante de él.
--¿porquè no te quedas alguna noche? A mí me gustaría.
A Juan le gusta sentir tan deseado pero no quiere descuidar su profesión.
--tengo que repasar y además me vas a dejar seco –dice guiñándole el ojo.
Ella lo mira con deseo mientras él se va vistiendo.
--prométeme que el próximo fin de semana te quedarás todo el fin de semana conmigo.
--por mi encantado –dice él sonriendo.
Se besan con cariñoso y ella se queda suspirando y él se va feliz.
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