Esto no es una telenovela de verdad. Los actores no tienen nada que ver con el proyecto, sólo lo inspiran. Dedicada afectuosamente a dos guapos que son mi prototipo de hombre ideal: Jon Ecker y Mario Casas. Escrito en septiembre del 2009.
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viernes, 12 de febrero de 2010
Capitulo 5
Juan se levanta con culpa. Está algo mareado pero no se quiere quedar a dormir como le piden las chicas. Mientras se viste dice:
--Lorena no debe saber esto nunca…
--Eres libre no pasa nada… --dice la compañera con la que había salido.
Juan se abrocha los jeans. Se muestra duro:
--Si es verdad… pero Lorena es la mujer que quiero y no deseo molestarla.
Aunque finge que no le importa, a la chica le molesta.
--¿Y cuando lo volvemos a repetir…? –dice la otra chica.
--¡Nunca¡ --dice Juan brusco y acabándose de vestir.
Dolida la primera dice:
--tampoco mereces la pena… eres de usar y tirar…
Aunque pretendía molestarlo a Juan le causa indiferencia. Lorena es la única mujer que le interesa de cintura para arriba.
--Genial… --dice él con desprecio.
Juan llega a su casa mareado y cansado. Se da una buena ducha fría. Aún puede descansar un poco antes de ir a la academia. Trata de llamar a Lorena pero le sale el buzón de voz. Es consciente que se ha portado mal y que por eso le corresponde ser él quien trate de remediar las cosas.
Al cabo de un rato, Lorena llega a la academia algo decaída. En seguida se le acerca una compañera incrédula por lo que ha oído.
--¿en serio has dejado a Juan por un simple besito? –dice la chica que se llama Sandra.
Lorena hace que sí con la cabeza.
--Estás loca, ¿¡cómo has podido dejar escapar un hombre como Juan?
Ella tampoco lo tiene muy claro aunque quiere convencerse que ahora sí es el punto final, que ya no hay vuelta atrás, que nunca más volverá a estar entre los brazos de ese chico tan guapo y que tan buenos momentos la ha hecho pasar.
--Juan es infiel, tarde o temprano se iba a cansar de mí, iba a buscar a otra. Ha sido mejor que fuera yo quien lo dejara o no al revés…
Juan acaba de entrar y la otra chica suspira.
--qué quieres que te diga, yo por un bombón así me dejó pisotear lo que sea…
Lorena se estremece ante la llegada de Juan. Va vestido de etiqueta con su mejor traje y corbata. Lorena se derrite. Además, para envidia de las demás, lleva un ramo de rosas que le entrega a ella. Con la más seductora de las sonrisas y delante de todos le dice:
--Sé que anoche me pasé pero estaba borracho, vuelve conmigo. Por favor.
Lorena está tan impactada. Lo tiene delante de ella, tan guapo y seductor. No le sabe decir no. Se lanza en sus brazos y se besan apasionadamente. Aunque suelen ser bastante responsables con la clase desean unir sus cuerpos para sellar esta reconciliación. Van a casa de ella. Lorena trata de hablar con Juan, que le cuente que quiere de ella, que espera de esa relación pero Juan no tiene ganas de hablar, sólo la besa y la acaricia. Hacen el amor, es algo rápido.
--en la tarde ya te recompenso –dice él guiñándole el ojo mientras se viste.
Juan la llena totalmente como mujer pero no como persona. Sus continuos devaneos con otras mujeres la hacen sentir mal, inferior. Siente que la relación que tienen es vacía. Juan es todo belleza y a ella le gustaría verlo simplemente como un chico guapo con el que le gusta coger pero siente más cosas y lo que le duele es que no cree que Juan busca de ella algo más que sexo. De todas formas es lo que hay y no piensa hacer nada para cambiarlo.
Juan y Lorena regresan a la academia. Él está muy contento. Ella ha perdido un poco la sonrisa. Juan no le da lo que ella necesita. Más amor, tiene todo el sexo que necesita y más pero no tiene amor. En un momento en el que está a solas, la compañera con la que fue anoche Juan al club se acerca a Lorena. Se muestra desafiante. Busca vengarse de él.
--¿así vuelves a ser la chica de Juan? –dice con ironía y desprecio-- ¡que falta de respecto contigo misma¡
--¿Qué pasa, Débora? –dice Lorena sin muchas ganas de discutir ni hablar con la mujer.
Débora se muestra desafiante:
--No nada, decirte que Juan y yo pasamos la noche juntos y fue genial…
Lorena fuerza una sonrisa:
--pues me alegro.
No permite que, las que la quieren lastimar, se den cuenta que lo han logrado. Lorena irrumpe en el baño. Juan está haciendo pis con otros compañeros que se van al verla entrar.
--¿qué haces aquí? –sorprendido y con una sonrisa pícara.
Lorena se muestra molesta:
--¿Te acostaste con la golfa de Débora anoche después que yo me fuera…?
Juan frunce el ceño. Hubiera querido poder ahorrarse esa discusión y maldice a la que le haya ido con el chisme. Con su bella herramienta sexual y urinaria entre las manos dice:
--¿no podemos hablar de eso en otro momento…?
--¡no voy a ver nada que no haya visto¡ --dice ella al lado de él y molesta.
Juan se la sacude. Se la guarda mientras le pregunta:
--¿quien te ha contado..?
--¡la propia Débora, lo saben todos…¡
Lorena está muy alterada. Juan habla más calmado porque no le quiere dar más importancia al asunto. No quiere que discutan.
--¿y ha dicho que estaba borracho y no quiero saber de ella?
Lorena dolida dice:
--siempre pones la misma excusa.
Lorena se da la vuelta para irse, Juan le agarra del brazo y ella lo bofetea.
--¡me habías dejado en teoría era libre¡ ¡¡estaba dolido contigo porque te juro que no pensaba hacer nada¡ --se defiende él con desesperación.
Lo bofetea de nuevo, luego lo besa. Lo arrastra hacía el lavabo y se prepara para el sexo oral:
--que conste que hemos roto… --sentencia ella.
--¿Y qué estás haciendo…? –dice él pícaro.
--Lo mismo que te hacen las otras…
Ella se muestra de la misma manera apasionada de siempre pero algo más fría. Salen juntos…
--todo es como antes ¿no? Seguimos siendo pareja ¿verdad? –le pregunta Juan inseguro porque no lo tiene nada claro.
--Tú y yo no podemos tener una relación… --distante.
--Nos queremos, estamos bien juntos… --se justifica él.
--Nos va bien en la cama, como amigos. Eso no puede cambiar –frívola, triste.
Juan sabe que está dolida pero que lo quiere y que todo será como antes. Nota como se derrite en sus brazos:
--nos vemos en tu casa ¿no?
Juan la mira con cierto miedo de que ella diga no pero Lorena no le va a decir no. Sí le pone un bozal a su corazón, no desea amarlo pero el deseo lo deja fluir libremente. No ve porque no disfrutar libremente del sexo. Lorena crea un paraíso entre ella y Juan. Se auto-convence que sólo es sexo, que son amantes, así no le tiene que dolor que esté con otro y mientras disfruta todas las tardes del cuerpazo del chico.
Inesperadamente, Lorena empieza a pensar en otro chico. Marc tiene 19 años y recién entra a primero. Es más bien feúcho ni tiene buen cuerpo pero … Es muy dulce. Habían coincidido algunas veces y Marc siempre la mirada como si ella fuera una diosa pero es que Lorena no tenía ojos sino para Juan y no le había prestado atención. Esa mañana lo ve hablar con un compañero de Lorena. Le gusta el tono dulce de la voz de él, la manera de expresarse. Algo se remueve dentro de ella. Comienza a pensar que salir con él sería más práctico, que no se tendría que preocupar que todas la fueran detrás, que él solo tendría ojos para ella. Esa tarde en la cama, después de hacer el amor, mira a Juan que está desnudo a su lado. Se ha quedado dormido. En la cama, en su vida sexual todo es perfecto pero los primeras vienen porque Juan es un chico demasiado guapo y deseado. Piensa en ese chico tímido en el que se fijó en la mañana.
--todo sería más fácil con él.
Mira a Juan con ternura, amor y deseo. Estar con un chico como él tiene su precio y a veces le cuesta pagarlo.
--Juan es mi presente. No tiene sentido que vaya pensando en tonterías. Hoy por hoy Juan es mi hombre, no me puedo sentir mejor cuando jodemos…
Se siente feliz como amante pero frustrada como pareja. Es por eso que no se reconoce ni así misma que lo ama de la misma manera que lo desea. Todo es más fácil si es sólo sexo. Se coloca bien pegada a él para no pensar, para dormir un rato a su lado y luego disfrutar una vez más de lo que tanto les gusta.
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