Capitulo 18

Después de hablar con Susana, Lorena se queda más tranquila. No quiere que Marc se entere de nada de lo que ha pasado así que vuelve a la academia poco antes de la salida. Espera a Marc en el vestíbulo. Lo abraza con desesperación. Se siente culpable porque si no le ha sido infiel ha sido porque Juan no ha querido y eso le duele. Marc es una buena persona y ella lo quiere, le duele estar engañándolo. Marc estaba preocupado de que Lorena se hubiera enterado de lo que ha pasado con Juan pero la joven no se lo demuestra así que los dos hacen como si nada. Juan pasa con Sandra y se burlan de ellos, Sandra abraza mucho a Juan, se siente una triunfadora, le gusta pasearle a Lorena su triunfo. Tanto a Lorena como a Marc les molesta mucho pero ni Lorena ni él quieren darle más vuelta a las cosas. Lorena obvio no quiere que Marc sepa lo cerca que estuvo de acostarse con Juan y Marc siente que le ha faltado al respecto a su chica hablando de lo que ella le dice en la intimidad y teme que ella se pueda enojar si se entera.

Ese fin de semana, viernes por la noche, Lorena logra arrastrar a Marc hacia una discoteca. Y es que siempre que salen Marc tiene que hacerle de guía turístico y le muestra rincones de su ciudad que ha visto mil veces pero que no le había prestado atención. Nunca pensó que en su ciudad hubiera tanta cultura. Han pasado tres semanas desde que salen juntos y a parte de flores, Marc le regala el poder elegir lo que quieren hacer. Lo que sí no logra es que baile. Lorena lo quiere emborrachar para que pierda la vergüenza pero Marc, muy prudente, no ha querido probar ni una gota por miedo de hacer el ridículo. Marc se agobia enseguida y salen.
--¿estás molesta? –preocupado.
--¡eres el hijo que todo madre desearía, chico¡ --enfadada.
Marc agacha la cabeza:
--lo siento –dice triste.
Ella lo mira con ternura, lo acarician:
--venga, vamos a mi casa.
Marc sonríe tímidamente con cara de depravado. Es la única cosa divertida que les gusta hacer a los dos. Después de hacer el amor, reposan el uno en brazos del otro.
--¿eres feliz conmigo?¿no te aburres?
Marc es muy feliz pero tiene miedo de no darle todo lo que necesita y que lo acabe dejando.
--¿cambiarías algo de mi? –añade.
Lorena no quiere lastimar y le dice:
--Te quiero tal y como eres, cada día estoy más enamorada de ti. Me das todo lo que me hace falta, soy muy feliz a tu lado.
Las palabras de la chica lo llevan a lo más alto. Marc no tarda en quedarse dormido y Lorena se sofoca porque no puede dejar de pensar en Juan. Mira a Marc con ternura:
--él me ama, tengo que amarlo.
Su relación con Marc es bastante aburrida pero quiere corresponder a sus sentimientos. Junto a Marc tiene lo que siempre buscó: una vida tranquila y sin sobresaltos ni sorpresas.


En la noche siguiente, como a Marc le sabe mal porque no dejó disfrutar a Lorena de una noche de discoteca, de nuevo le deja que elija plan pero le pide que sea tranquilo. Van a cenar unos bocatas a la playa. Se los comen sentados en la orilla. Muy cerca del mar. Aunque la noche está fría pero como no hay nadie y Lorena echa tanto de menos esas veces en las que ella y Juan hicieron el amor en el mar se desnuda totalmente ante la incrédula mirada de él.
--¿¿¿qué haces? ¡¡te vas a meter en un lío¡
El chico está muy asustado y no hace más que mirar para atrás por si llega alguien y los sorprende. Lorena corre al agua y se mete toda desnuda. Marc se lleva las manos a la cabeza sofocado.
--¡ven aquí, no seas loca¡
Lorena necesita más pasión de la que le da Marc. Necesita a Juan.
--¡venga, anímate, sácate toda la ropa….¡
Dentro del agua Lorena va gritando, lo va provocando. Marc, muerto de la vergüenza, mira hacia atrás.
--no grites tanto que vamos a llamar la atención.
Marc está aterrado, sólo piensa en la pena que va a pasar como se acerque alguien y se encuentre a su chica desnuda en el mar.
--¡¡SI NO QUIERES QUE GRITE SÁCATE LAS PELOTAS Y VEN CONMIGO¡
--¡Estás loca, ni hablar¡
Lorena sale del agua. Corre hacía él desnuda y mojada. El susto que tiene encima no le deja sentir deseo.
--menos mal que has entrado en razón –dice él.
Lorena le sonríe pícara y lo abraza.
--¡no qué haces¡ ¡mira como me pones¡ --dice él con fastidio.
Lorena está dispuesta a desnudarlo casi a la fuerza.
--¡¡no, no… esto ni de broma¡
Marc está verdaderamente enfadado. Lorena logra quitarle la camisa pero Marc protege sus pantalones como si le fuera la vida en eso. Dedica todas sus fuerzas a sujetárselos y por eso no puede evitar que Lorena lo vaya arrastrando hacia el agua pese a que él le va suplicando:
--No me hagas esto, no me gustan estas bromas…
Marc tiene muy mala cara, está enfadado pero Lorena está traviesa. Lo tira al ahoga, le hunde la cabeza bien dentro para que quede bien mojado. Ella quiere que naden:
--o mejor, hazme el amor…
Marc sale del agua furioso.
--¡ya te has salido con la tuya, ahora déjame en paz¡
Marc está enfadado y congelado. Lorena sale con él y lo abraza muy caliente:
--lo mejor es que hagamos el amor, en la arena, bajo la luna…
La joven es muy apasionada. Por un momento se olvida que está con Marc y no con Juan. Marc se seca un poco con su camiseta:
--menos mal que se ha salvado…
Se siente incómodo todo mojado y sale de la playa sin decir nada dejando a Lorena desnuda y sola. Ella se viste de prisa mientras le pide que se espere pero Marc no le hace ni caso. Lorena corre para atraparlo. Le agarra del brazo para que se pare:
--¿estás enfadado?
Marc la mira serio y le reclama:
--No sé que hace una cabra loca como tú con un aburrido como yo…
A Lorena le duele el comentario pero no quiere discutir con Marc. Está decidida a que esa relación funcione:
--estoy muy enamorada de ti y me sabe muy mal haberte hecho enfadar.
Marc se rasca la cabeza, habla más preocupado que enfadado:
--es que tengo miedo a no ser suficiente para ti y que…
Lorena lo quiere escuchar lo mismo una vez más y lo calla con un beso.
--No te quiero perder –dice ella.
Marc sonríe con dulzura:
--Yo tampoco.
Dulce y apasionadamente Lorena le dice:
--tengo hambre de ti…
Marc tiene miedo de no llenarla suficiente pero no le dice nada. Se deja llevar. En el auto de la joven, ella le hace sexo oral. Él se muere de la pena pero no dice nada para no discutir con ella. Nada más entrar en el apartamento ella ya le mete mano donde puede. Desnudos caen sobre la cama decididos a hacer el amor pero a él no se le levanta. Marc se siente mal aunque Lorena trata de animarlo:
--es culpa mía, no debería habértela mamado… No pasa nada… seguro que en un rato más te recuperas…
Marc no quiere intentarlo de nuevo. Es muy tarde ya para volver a su casa, se queda desnudo en la cama, dándole la espalda a ella. Lorena lo abraza, es muy cariñosa. Marc se quiere levantar pero Lorena no le deja:
--si me quieres no me hagas esto.
Marc no se mueve. Está cansado y avergonzado. No tiene ganas ni de ponerse el pijama. Se queda dormido desnudo. En un momento que Lorena se levanta para ir a la cocina, cuando vuelve, Marc se ha movido y está de frente y sin tapar. No tiene un cuerpo especialmente bello pero siempre es un placer ver un hombre desnudo y Marc aunque no sea guapo tan poco es tan feo como él se cree. A él le da vergüenza que ella lo resiga con la mirada así que aprovecha que él duerme. Lo mira sin censura hasta el cansancio, es como si así puede amarlo más fácilmente. En su desnudez, en la cama, en su vida general hecha de menos a Juan pero ya el tiempo no se puede echar atrás. Lorena despierta que Marc sigue dormido a su lado. Le contempla con cariño. Por un momento le preocupaba que él estuviera enfadado y que se hubiera ido durante la noche. Le gusta abrir los ojos y saberse acompañada. Lo besa en los labios. Él se desvela, medio sonríe. A los dos les gusta ver que el otro no está enfadado, que todo está bien entre ellos.

Mientras, en el antro de moda, Juan está algo borracho y bailando.
--hola guapo…
Es Paula… Juan no quiere estar con la chica ni para lastimar a Lorena porque luego sabe que le va a costar sacársela de encima. Paula se aprovecha que está borracho. Le va acariciando, chupando las orejas…
--No, no… eso no –jadea—que no responde.
Eso es lo que quiere él y se deja arrastra hacia él baño. Acaban jodiendo furiosamente.