Lorena quiere vivir la vida al lado de Juan sin preocuparse de nada. Explotando principalmente el lado sexual. Su nueva etapa al lado de Juan es más excitante que nunca y eso es algo que disfrutan mucho los dos. Ella se excita sólo de mirarlo. Se estremecen al tocarse. Comparten algunas asignaturas. Se sientan en la fila de atrás mientras el profesor da sus explicaciones. No se miran pero se sienten y se calientan. Se acarician las manos por debajo de la mesa. Él le mete la mano por debajo de la falda y le toca los muslos. Ella se la devuelve encantada. Le toca sus fuertes piernas, le acaricia el paquete, juega con la cremallera. Él de reojo la mira seductor. Cuando acaban la clase ya no pueden más y cuando nadie los ve se cuelan en uno de los lavabos. Ella le realiza una buena felación que los deja a los dos más relajados, que calma su sed. En la tarde los dos gozan el uno del cuerpo del otro. Están extasiados. Nunca habían disfrutado tanto en la cama. Juan a veces siente celos al pensar que Lorena aprendió con otro (aunque nunca se atreve a sacar el tema) cuando la realidad es que la pasión que le hace sentir Juan a Lorena la hace llegar a límites hasta ahora inimaginables.
Al lado de Juan, sin pensar en una relación seria como había hecho las veces anteriores, Lorena se siente feliz. Nicolás ya no le hace daño. No se había atrevido antes pero esa noche, con el olor de Juan aún en su piel, Lorena tiene el coraje suficiente como para romper todas las fotos de Nicolás. No las había querido ni ver de lejos y por eso no las había roto. Ahora Juan la llena totalmente y no le preocupa nada más. Ya no tiene ningún recuerdo material de él. Juan nunca más se ha puesto en su presencia el reloj y el colgante. Quiso tenerlos más bien por orgullo, para poder decir que no le importaban nada las cosas del ex que se las dio a él pero no tiene ningún interés en conservarlo. Lorena se siente feliz ahora que Nicolás ya es historia. Su futuro no tiene nombre. No se imagina pudiendo tener una relación duradera con Juan, aunque a ella en el fondo sí le gustaría, pero no se lo plantea. Su futuro no está escrito pero sí su presente. Su presente tiene un solo nombre y uno exquisito: Juan. Paula sí está amargada. No soporta que su ex novio haya estado con su hermana y ahora que tanto Nicolás como Lorena sean felices pero ella siga igual de amargada. Además Juan es el hombre más guapo que nunca ha conocido, un hombre que sólo la usó para desahogarse un rato. Eso no le perdona a su hermana. Trata de amargarle su felicidad. Esa tarde la va a ver y al comprobar que sigue feliz le escupe con su voz más venenosa:
--¡Me robaste a Mi Novio –le encanta decir su novio cuando era su ex y estuvieron pocos días juntos en una relación más bien sin concretar—en nombre de un poderoso amor y ahora que él te ha dejado por otra tú no has tardado ni dos días en meterte en la cama de otro, haberte quedado con Juan y dejarme a mí feliz¡
Lorena tiene ganas de bofetearla pero no lo hace. Es lo que Paula quiere amargarla, dar motivos para poder ir a quejarse a sus padres. Lorena se encierra en su baño y deja a su hermana gritando enloquecida. Furiosa Paula acaba tirando jarrones y vasos y como ni aún así saca de los nervios a Lorena pues se acaba yendo rabiosa. En cambio Lorena ni se inmuta. Se tumba en la cama y sonríe pensando en Juan.
Al día siguiente, Juan y Lorena desayunan juntos en un descanso en la academia. Están contentos porque llega el fin de semana.
--me prometiste pasar todas las noches conmigo –le dice ella.
Juan sonríe:
--si claro…
Él la toma la mano muy dulce. Le encanta que sea ella la que se muestra más apasionada, la que insista en pasar el máximo tiempo posible con él. Juan le recuerda que el martes es festivo y el lunes pues en la academia también se toman fiesta así que tienen cuatro días libres.
--¿porqué no nos vamos a algún sitio los dos solos?
A Lorena le encanta la idea:
--¡¡sería muy romántico¡
Aunque Juan no ha pensando que a ninguno de los dos le sobra el dinero y no pueden permitirse ese gasto. A Juan le sabe mal no poder ofrecer a su chica un buen viaje. A Lorena le da igual, lo único que quiere es estar a solas con Juan. Tiene una propuesta:
--¿y si les decimos a todos que nos vamos de viaje para que no nos molesten pero nos pasamos este largo fin de semana encerrados en mi apartamento?
Juan la mira pícaro. La idea le parece bárbara. Se sonríen con cara de depravados y se besan. Están ya ardiendo pensando en los días que los esperan.
Pasar cuatro días a solas, encerrados en un apartamento, es un sueño tanto para Juan como para Lorena. A los dos les encanta dormir juntos, despertar el uno en brazos del otro, hacer el amor cuantas veces quisieran… Desayunaban en la cama, luego iban a la ducha. Lorena se quedaba fuera un rato mirando un rato como Juan, con sensuales movimientos, cubría su cuerpo. Le enciende especialmente ver como se toca sus genitales, su trasero y luego viendo como el agua jabonosa desliza por todas esas partes. Desnuda se mete en la ducha. Bajo el agua se besan y hacen el amor. A penas salen para que nadie vea que están en la ciudad. De vez en cuando para que les dé el aire. Lorena trata a Juan a cuerpo de ríe. Le prepara sus comidas favoritas, lo atiende lo mejor que puede. Se desvive por él para demostrarlo lo importante que él es para ella. Lo hace sentir especial, querido. Juan le asegura una y otra vez que esa es la definitiva, que no le fallará. Lorena, pero, ha escuchado eso misma tantas veces que sabe que no es cierto. Igual no se quiere hacer mala sangre. No dice nada, se limita a vivir el momento, en ese instante estar en brazos de Juan le hace feliz y eso es lo que le importa. Juan se la pasa o desnudo o en bóxers. A Lorena le excita mucho verlo así. Ella está haciendo la comida o fregando los platos y lo ve tumbado en el sofá, viendo la tele y luciendo cuerpazo. Se tira sobre él. Le baja los bóxers y disfruta de ese cuerpo que tanto le gusta. Aprovechan hasta el último minuto juntos. El lunes van directamente desde casa de la joven a la academia. Están contentos de estar juntos pero a ella le duele que esa noche él no estará ya con ella.
--ojalá fuera así siempre…
--¿es que no has tenido bastante? –dice él.
Ella lo mira enamorada y dice:
--de ti nunca tengo bastante.
Juan le guiña el ojo halagado. Entran juntos en la academia.
--¡aquí viene la pareja más deseada de la academia¡ –dice uno de los profesores.
Lorena sonríe un poco tímida. Juan se muestra orgulloso. El profesor sigue hablando:
--Altos, rubios, guapos… Es que formáis la pareja perfecta. Parecéis dos modelos y lo mejor es que tenéis química en la pantalla… Seguro que os contratan como pareja para una telenovela dentro de poco…
Juan, que la tiene bien abrazada, le guiña el ojo. A Lorena le gusta que le digan que Juan es el más guapo de la academia ya que ella opina lo mismo (buena ella hubiera dicho que es el más guapo mínimo de la ciudad) pero lo que se le pone especialmente bien a ella es que le digan que ella está a su altura. Lorena siempre piensa que él es demasiado guapo para ella.
Los días van pasando entre clases, ensayos, amor y sexo. Llega nuevamente el fin de semana. No han salido mucho juntos, han hecho principalmente el amor. Juan la convence para ir a cenar fuera y luego a la discoteca que hace mucho tiempo que no van. A Lorena le gusta mucho ver bailar a Juan. El chico no sabe bailar pero le da igual lo que diga la gente. Baila con unos extraños movimientos que son copiados muchas veces. A Lorena le enloquece ver a Juan moviendo todo su cuerpo con esos jeans estrechos que le hacen un cuerpazo impresionante. El chico está buenísimo, es todo un pastel que Lorena está deseando comerse. El problema es que todas le quieren comer el pastel a Juan. Lorena se muere de rabia al ver que todas le van detrás y no soporta que él le siga la corriente. Y es que Juan es atractivo y coqueto por naturaleza y disfruta sintiéndose deseado. Siempre que ella no está las chicas lo rodean (y bueno cuando ella está a veces también) y eso es algo que Lorena nunca ha podido soportar. En un momento que ella ha ido al baño al volver, una joven está bailando con él. Le está coqueteando y él tontea con ella. Lorena se pone furiosa.
--¡¡¿¿Qué haces con mi novio, PERRA?¡
Juan se enfada porque siente que no estaba haciendo nada malo pero es la otra la que empeora las cosas diciendo:
--¡¡ha sido él quien me ha querido llevar a la cama, no me ha dicho que tenía novia¡
Juan nervioso desmiente a la joven pero Lorena le tira la cerveza que le traía de sorpresa y se va corriendo. Juan va detrás de ella.
--¡no puedes ser así¡ ¡¡no se vale que seas tan celosa¡
En el exterior del recinto discuten.
--¿a caso no te lo mereces?¿cuantas veces me has sido infiel?
Juan pone cara de bueno:
--Esto no tiene nada que ver ahora, me estoy portando bien.
Le ha fallado tantas veces que ya no puede creer en él y aunque le duele le dice:
--Esto no tiene sentido. No confío en ti. Lo mejor es que lo dejemos aquí antes que nos hagamos daño, que nos quede un bonito recuerdo.
Al lado de Juan, sin pensar en una relación seria como había hecho las veces anteriores, Lorena se siente feliz. Nicolás ya no le hace daño. No se había atrevido antes pero esa noche, con el olor de Juan aún en su piel, Lorena tiene el coraje suficiente como para romper todas las fotos de Nicolás. No las había querido ni ver de lejos y por eso no las había roto. Ahora Juan la llena totalmente y no le preocupa nada más. Ya no tiene ningún recuerdo material de él. Juan nunca más se ha puesto en su presencia el reloj y el colgante. Quiso tenerlos más bien por orgullo, para poder decir que no le importaban nada las cosas del ex que se las dio a él pero no tiene ningún interés en conservarlo. Lorena se siente feliz ahora que Nicolás ya es historia. Su futuro no tiene nombre. No se imagina pudiendo tener una relación duradera con Juan, aunque a ella en el fondo sí le gustaría, pero no se lo plantea. Su futuro no está escrito pero sí su presente. Su presente tiene un solo nombre y uno exquisito: Juan. Paula sí está amargada. No soporta que su ex novio haya estado con su hermana y ahora que tanto Nicolás como Lorena sean felices pero ella siga igual de amargada. Además Juan es el hombre más guapo que nunca ha conocido, un hombre que sólo la usó para desahogarse un rato. Eso no le perdona a su hermana. Trata de amargarle su felicidad. Esa tarde la va a ver y al comprobar que sigue feliz le escupe con su voz más venenosa:
--¡Me robaste a Mi Novio –le encanta decir su novio cuando era su ex y estuvieron pocos días juntos en una relación más bien sin concretar—en nombre de un poderoso amor y ahora que él te ha dejado por otra tú no has tardado ni dos días en meterte en la cama de otro, haberte quedado con Juan y dejarme a mí feliz¡
Lorena tiene ganas de bofetearla pero no lo hace. Es lo que Paula quiere amargarla, dar motivos para poder ir a quejarse a sus padres. Lorena se encierra en su baño y deja a su hermana gritando enloquecida. Furiosa Paula acaba tirando jarrones y vasos y como ni aún así saca de los nervios a Lorena pues se acaba yendo rabiosa. En cambio Lorena ni se inmuta. Se tumba en la cama y sonríe pensando en Juan.
Al día siguiente, Juan y Lorena desayunan juntos en un descanso en la academia. Están contentos porque llega el fin de semana.
--me prometiste pasar todas las noches conmigo –le dice ella.
Juan sonríe:
--si claro…
Él la toma la mano muy dulce. Le encanta que sea ella la que se muestra más apasionada, la que insista en pasar el máximo tiempo posible con él. Juan le recuerda que el martes es festivo y el lunes pues en la academia también se toman fiesta así que tienen cuatro días libres.
--¿porqué no nos vamos a algún sitio los dos solos?
A Lorena le encanta la idea:
--¡¡sería muy romántico¡
Aunque Juan no ha pensando que a ninguno de los dos le sobra el dinero y no pueden permitirse ese gasto. A Juan le sabe mal no poder ofrecer a su chica un buen viaje. A Lorena le da igual, lo único que quiere es estar a solas con Juan. Tiene una propuesta:
--¿y si les decimos a todos que nos vamos de viaje para que no nos molesten pero nos pasamos este largo fin de semana encerrados en mi apartamento?
Juan la mira pícaro. La idea le parece bárbara. Se sonríen con cara de depravados y se besan. Están ya ardiendo pensando en los días que los esperan.
Pasar cuatro días a solas, encerrados en un apartamento, es un sueño tanto para Juan como para Lorena. A los dos les encanta dormir juntos, despertar el uno en brazos del otro, hacer el amor cuantas veces quisieran… Desayunaban en la cama, luego iban a la ducha. Lorena se quedaba fuera un rato mirando un rato como Juan, con sensuales movimientos, cubría su cuerpo. Le enciende especialmente ver como se toca sus genitales, su trasero y luego viendo como el agua jabonosa desliza por todas esas partes. Desnuda se mete en la ducha. Bajo el agua se besan y hacen el amor. A penas salen para que nadie vea que están en la ciudad. De vez en cuando para que les dé el aire. Lorena trata a Juan a cuerpo de ríe. Le prepara sus comidas favoritas, lo atiende lo mejor que puede. Se desvive por él para demostrarlo lo importante que él es para ella. Lo hace sentir especial, querido. Juan le asegura una y otra vez que esa es la definitiva, que no le fallará. Lorena, pero, ha escuchado eso misma tantas veces que sabe que no es cierto. Igual no se quiere hacer mala sangre. No dice nada, se limita a vivir el momento, en ese instante estar en brazos de Juan le hace feliz y eso es lo que le importa. Juan se la pasa o desnudo o en bóxers. A Lorena le excita mucho verlo así. Ella está haciendo la comida o fregando los platos y lo ve tumbado en el sofá, viendo la tele y luciendo cuerpazo. Se tira sobre él. Le baja los bóxers y disfruta de ese cuerpo que tanto le gusta. Aprovechan hasta el último minuto juntos. El lunes van directamente desde casa de la joven a la academia. Están contentos de estar juntos pero a ella le duele que esa noche él no estará ya con ella.
--ojalá fuera así siempre…
--¿es que no has tenido bastante? –dice él.
Ella lo mira enamorada y dice:
--de ti nunca tengo bastante.
Juan le guiña el ojo halagado. Entran juntos en la academia.
--¡aquí viene la pareja más deseada de la academia¡ –dice uno de los profesores.
Lorena sonríe un poco tímida. Juan se muestra orgulloso. El profesor sigue hablando:
--Altos, rubios, guapos… Es que formáis la pareja perfecta. Parecéis dos modelos y lo mejor es que tenéis química en la pantalla… Seguro que os contratan como pareja para una telenovela dentro de poco…
Juan, que la tiene bien abrazada, le guiña el ojo. A Lorena le gusta que le digan que Juan es el más guapo de la academia ya que ella opina lo mismo (buena ella hubiera dicho que es el más guapo mínimo de la ciudad) pero lo que se le pone especialmente bien a ella es que le digan que ella está a su altura. Lorena siempre piensa que él es demasiado guapo para ella.
Los días van pasando entre clases, ensayos, amor y sexo. Llega nuevamente el fin de semana. No han salido mucho juntos, han hecho principalmente el amor. Juan la convence para ir a cenar fuera y luego a la discoteca que hace mucho tiempo que no van. A Lorena le gusta mucho ver bailar a Juan. El chico no sabe bailar pero le da igual lo que diga la gente. Baila con unos extraños movimientos que son copiados muchas veces. A Lorena le enloquece ver a Juan moviendo todo su cuerpo con esos jeans estrechos que le hacen un cuerpazo impresionante. El chico está buenísimo, es todo un pastel que Lorena está deseando comerse. El problema es que todas le quieren comer el pastel a Juan. Lorena se muere de rabia al ver que todas le van detrás y no soporta que él le siga la corriente. Y es que Juan es atractivo y coqueto por naturaleza y disfruta sintiéndose deseado. Siempre que ella no está las chicas lo rodean (y bueno cuando ella está a veces también) y eso es algo que Lorena nunca ha podido soportar. En un momento que ella ha ido al baño al volver, una joven está bailando con él. Le está coqueteando y él tontea con ella. Lorena se pone furiosa.
--¡¡¿¿Qué haces con mi novio, PERRA?¡
Juan se enfada porque siente que no estaba haciendo nada malo pero es la otra la que empeora las cosas diciendo:
--¡¡ha sido él quien me ha querido llevar a la cama, no me ha dicho que tenía novia¡
Juan nervioso desmiente a la joven pero Lorena le tira la cerveza que le traía de sorpresa y se va corriendo. Juan va detrás de ella.
--¡no puedes ser así¡ ¡¡no se vale que seas tan celosa¡
En el exterior del recinto discuten.
--¿a caso no te lo mereces?¿cuantas veces me has sido infiel?
Juan pone cara de bueno:
--Esto no tiene nada que ver ahora, me estoy portando bien.
Le ha fallado tantas veces que ya no puede creer en él y aunque le duele le dice:
--Esto no tiene sentido. No confío en ti. Lo mejor es que lo dejemos aquí antes que nos hagamos daño, que nos quede un bonito recuerdo.
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